La ciudad entendida como territorio y la visión del patrimonio desde la experiencia del cuerpo

  • Cristóbal Gaete nos habla de territorio, literatura, ciudad y cómo esos ejes se articulan en el laboratorio literario que desarrolla hace 8 años con jóvenes en Balmaceda Arte Joven.

El periodista y escritor recibió el premio municipal de literatura Valparaíso este año. Entre sus trabajos está Valpore (2009), Paltarrealismo (2014), Motel Ciudad Negra (2014, Premio municipal de Literatura de Santiago) y Crítico (2016). Hace 8 años desarrolla un taller de escritura con Balmaceda Arte Joven, donde la apuesta ha sido que los jóvenes interesados se sumerjan en un errabundeo literario por la ciudad y escriban desde el territorio.

Éste, entendido como la ciudad, el devenir y el cruce de la vida doméstica y del tránsito de personas comunes y corrientes que convergen en una ciudad de tantos matices como lo es Valparaíso. El origen de la idea de incorporar territorio al concepto literario nace en la pertenencia a un colectivo de escritores y escritoras que se llama “Pueblos Abandonados”, donde, indica Gaete, “una de las personas clave es Marcelo Mellado, quien nos hizo pensar a todos a partir del territorio. Para toda una generación de nacidos en los años 80, con la nominación de Valparaíso como Patrimonio de la Humanidad, se vio un discurso súper segmentado. Eso hizo clic en mi cabeza y mi posición se extremó. Yo soy hijo de pilastreros del mercado, entonces que se considere que el Mercado del Cardonal fuera del patrimonio y, solamente, se limite a la inmigración del primer mundo y no valore la inmigración chilena que tuvo en Valparaíso mucha densidad de población a finales del siglo XIX y a principios del siglo XX, me pareció una lectura muy sesgada“.  

Cristóbal explica que su primera reacción ante esta nominación de Valparaíso como Patrimonio de la Humanidad, como está concebida, fue una respuesta creativa y escribir un libro que iba contra el patrimonio en el 2009 (Valpore). “Era una idea más o menos nueva en ese tiempo. El libro tuvo y tiene todavía harta lectoría, tuvo buena prensa, buenos comentarios de críticos y edición en otros países. Luego de ir cimentándome en el oficio, volviéndome más reflexivo sobre la serie de escritores y escritoras que no estaban dentro de ese documento de postulación de patrimonio, dentro de las antologías canónicas, entonces ahí uno empieza a pensar, ¿De qué forma yo recorro el territorio? A partir de mi cuerpo”.

Y profundiza “¿qué pasa si yo le informo a las personas que hay una novela preciosa del Cerro El Litre de los años cincuenta,Mundo herido de Armando Méndez Carrasco, que casi nadie ha oído y que hace unos cuatro años fue reeditada, pero mientras yo estudiaba en la universidad y hacía mis primeras armas profesionales y en la literatura ese libro no estaba disponible? Entonces vas invitando a que se piense en la ciudad críticamente. Después de lo que escribió Pessoa Véliz, después de lo que escribió Manuel Rojas, es muy difícil que alguien escriba otra cosa de la Plaza Echaurren. Pero, por ejemplo, en Rodelillo no hay ningún libro que esté ambientado ahí. Y así, sucesivamente, podría nombrar muchos cerros o pensar en otros lugares como Playa Ancha, que dentro del bajo Playa Ancha sí tiene literatura, pero más arriba, donde se complejiza, no hay relatos”.  

Por consiguiente, el periodista y escritor aclara que el concepto de territorio como eje “me permitía tomar conciencia. Yo no soy ni un filósofo, ni un teórico, no pienso tanto en el concepto territorio. Me sigue siendo útil para la pesquisa literaria, para lo que yo estoy trabajando en el taller”.

Entonces, la búsqueda es abordar Valparaíso desde la escritura en vinculación con el “cuerpo, territorio, experiencias. Hay muchos libros de formación, como María Graham escribiendo su diario, recién viuda, Manuel Rojas haciendo trabajo en el puerto, huyendo de Santiago. Rubén Darío viniendo desde Centroamérica a formarse. Entonces, es una ciudad que también está conectada con la experiencia, y la forma de conectarse con esa experiencia no es la del escritor encerrado. Antonio Gil, que es un escritor y crítico gastronómico entre muchos de sus roles dice que Valparaíso es la ciudad más literaria de Chile. Yo, por supuesto, suscribo esa idea”.

La mirada, para los grupos de jóvenes que concita desde la otredad del patrimonio engancha desde ciertas “claves”, comenta el escritor. “Dentro de ese mismo concepto de experiencia que mencionaba recién, les invito muchas veces a escribir desde sus ocupaciones. Una de las chicas más destacadas de los años de este taller fue una que escribió del trabajo sexual, el cual practicó en un café un poco más allá. Otra chica que se ganó un premio Bolaño y ha publicado un par de libros, escribió de vender flores en la pérgola de la Plaza de Aníbal Pinto. Entonces, yo creo que hay un asunto con la experiencia. Hay que hacer desde lo cotidiano también”.

No caer en el lugar común del patrimonio

¿Cómo escribir Valparaíso y su territorio saltándose el lugar común? Cristóbal Gaete agrega que cuando se generó el hito de convertir a Valparaíso en Patrimonio de la Humanidad hubo un “cisma ciudadano con el patrimonio, fue un cisma, hubo personas que escribían libros patrimoniales. En mi caso, teniendo 20 años y viniendo de una familia del mercado, no podía colocarme a escribir de los migrantes ingleses. Imposible”.

En tanto, la experiencia de los jóvenes que toman el taller es distinta.  “Las experiencias que a ellos les llaman la atención son las que ellos viven. A la gente, no sé, le gusta la noche. Es una ciudad súper divertida, dinámica. También una ciudad que tiene todo este rollo tolerante con la diversidad. Acá entramos como en una lógica del uso del espacio público que es propia. La experiencia y el propio cuerpo de ellos, ellas, elles, es como una antena y es la ciudad, la clave. Hacemos un libro al final que lo publica Balmaceda Arte Joven y lo entregamos gratuitamente en la presentación y sobre todo es una especie de índice de lo que vendrá”.

“En el fondo, es una promesa de la literatura que puede emerger de acá. Valparaíso es una ciudad que siempre ha concentrado mucho talento entre su población flotante y la gente que ha sido acá criada. Es un buen espacio para trabajar, formarse. Y si no es tanto como el afán estético, también sirve para conocer la ciudad.  Es que vamos siguiendo huellas literarias. Un texto de María Graham, un texto de Carlos Droguett, por ejemplo.  Vamos en una pesquisa que tiene el asidero a la literatura, porque es eso.  Al final desde la literatura nos movemos”, finaliza.

Fotos: Balmaceda Arte Joven.

Mundo herido: https://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-84350.html