Abel Gallardo Pérez es un abogado porteño, tiene una amplia trayectoria en cargos públicos, actualmente integra el Departamento Jurídico en la Delegación Presidencial Regional de Valparaíso y es presidente del Directorio del Parque Cultural de Valparaíso. Abel también es reconocido en la región, por su incombustible amor al tango, lidera un programa radial desde hace años, que reivindica el género, y que remite a nostalgias de otros tiempos, a encuentros familiares, a la bohemia del puerto, el trasnoche y la vida de barrio.
Convencido que el tango hay que reivindicarlo al son de muchos corazones que aún palpitan con su música, Abel detalla parte de su origen en Valparaíso, “El tango fue un fenómeno de masas en la década del 40 y 50; la mayoría de las radios emitía programas de tango, y había locales que presentaban shows en vivo, bares, boites, teatros y el Casino de Viña, con una agenda internacional que se transmitía todas las noches, principalmente por radio Cooperativa Vitalicia. Hubo destacados músicos que en la plenitud de su fama en Buenos Aires, optaron por radicarse en Valparaíso, como Gabriel “Chula” Clausi y Antonio Rodio, dirigiendo orquestas y grabando discos en Chile. Eran también frecuentes las visitas de orquestas consagradas como las de Alfredo de Angelis o Miguel Caló, lo que explica que hasta el día de hoy, forma parte del gusto tanguero local. Al mismo tiempo, había orquestas y músicos porteños que grabaron discos y desde Valparaíso empezaron a recorrer el país como Porfirio Díaz, Chito Faró o Armando Bonansco.”

“La dictadura fue una verdadera hecatombe para la cultura de la bohemia”
Pero como es natural en los ciclos de la música, los gustos migraron a otros géneros musicales como la “Nueva ola”, como destaca Abel: “ En la década del 60 comenzó a decaer la masividad del tango en Valparaíso, aunque siguió siendo un género cultivado. El fenómeno de la “Nueva Ola” atrajo a la juventud y por ende, a la industria discográfica, radial y a la naciente televisión; y por otra parte, el proceso político muy ideologizado por el que empezó a transitar el país, volcó a parte de la juventud hacia formas artísticas y musicales más comprometidas políticamente. Todo conspiró contra la masividad del tango.”
“Sin duda, el momento de quiebre fue el golpe militar de 1973. Porque además de sus terribles consecuencias políticas, canceló abrupta y violentamente la vida bohemia y nocturna, cuna en que el tango se ha mecido, hizo desaparecer una forma de sociabilidad e incluso, oficios. El tango salió de la escena pública y se refugió en las casas o en fiestas familiares; cantores, músicos, artistas sin trabajo, locales cerrados, el tango sobrevivió, puertas adentro, casi sin músicos y con el baile, la danza, como estandarte. La dictadura fue una verdadera hecatombe para la cultura de la bohemia, fenómeno histórico que aún no se estudia y cuyos efectos sociológicos perduran. El tango mantuvo su fuerza, en las casas, en las sedes sociales, en los cumpleaños. Con el término de la dictadura, comenzó a recuperarse. Por eso, a mi juicio, no es casual que el primer espectáculo musical popular masivo en Valparaíso, ya recuperada la democracia o en vías de recuperarse, el verano de 1990, haya sido el Festival Valparatango, que perdura hasta hoy.”


Una tradición de baile poderosa en Valparaíso
Por ello, a través de los años, el tango ha perseverado en seducir a los y las porteñas “hoy es parte de la identidad local, la Unesco ha reconocido recientemente a Valparaíso, como ciudad creativa de la música a partir formas de sociabilidad popular que se expresan en la denominada música de la bohemia tradicional que, además del bolero, la cueca porteña y el vals, incluye el tango. No tiene la masividad de antaño, pero sigue siendo un género musical interclasista y generacionalmente transversal. Se practica mucho el baile, la danza, en milongas autogestionadas. Hay una tradición de baile muy poderosa en Valparaíso y que se ha visto favorecida con la incorporación de público joven a través del tango queer, que descree de los tradicionales roles de género, favoreciendo también el baile entre personas del mismo sexo.”
La movida musical porteña.
“En materia musical hay una movida muy interesante de músicos y cantores jóvenes que están revitalizando el tango, desde su sonoridad y con letras nuevas. A diferencia de la guardia anterior del tango, la actual tiene una amplia formación musical en universidades o academias, lo que facilita la creación de una comunidad de saberes e intereses, a la vez que complejiza musicalmente el género, hay una lógica de continuidad y cambio que, es esencial para el desarrollo y la profundización del género.”
Parte de la historia viva de la ciudad, de la historia cultural y popular local
“Como soy auditor de tango, mi interés es difundirlo, el rioplatense, por supuesto, pero también visibilizar el que se escribió y compuso en la ciudad y en el país, y también el que hoy se toca, compone y arregla en Valparaíso. A mi juicio, no hay un tango “chileno” que sea diferenciable del rioplatense; el tango es uno solo, pero me interesa el que se hace en Valparaíso y en Chile, porque es parte de la historia viva de la ciudad y de nosotros mismos, de la historia cultural y popular local. Mi trabajo también ha ido por rescatar, vía investigación, algunos escritos, conferencias o charlas, a antiguos cultores del tango, a músicos, sus partituras y creaciones, a cantores, bailarines, hoy olvidados, que contribuyeron a consolidarlo, a mantenerlo vivo y a propagarlo en el país.”
“Tangos en el Puerto, tangos con historia”
Abel Gallardo ha sido perseverante en su amor al tango, a través de su programa radial y de otras acciones en la ciudad, detalla: “Mi programa se llama “Tangos en el Puerto” y tiene una bajada de título que es mi declaración de principios: “tangos con historia”. También es el mismo nombre de un ciclo con agrupaciones locales que organizo hace años, en la sala Rubén Darío de la Universidad de Valparaíso. Me gusta organizarlo en una Universidad, porque en ellas, por lo general, suena y se enseña lo que algunos siguen llamando música “docta” o “seria”, como si el tango no pudiese ser ambas cosas. A estos conciertos, junto al público tanguero militante, se han ido incorporando otros auditores, que se sienten sorprendidos de la riqueza musical porteña. Sin saberlo en un principio, y casi intuitivamente, mi aporte ha consistido en contribuir a la ampliación de una audiencia tanguera que valore la pertenencia del tango a la cultura popular local.”
Ve con esperanza el presente y el futuro: “Valparaíso tiene una riqueza musical popular extraordinaria, pero no ha tenido capacidad histórica para conservarla primero y divulgarla después; aprecio con alegría que eso está cambiando, advierto que los cultores actuales del tango tienen mayor conciencia del rol social que cumplen, además de la creciente conciencia que su oficio constituye otro eslabón en el ancho mar de la rica música y del tango porteño. Hoy, la movida tanguera local es autogestionada completamente. Yo espero que eso cambie, que exista apoyo institucional, de los municipios, del Estado, de las Universidades, de la empresa privada; que haya mucha audiencia, porque con el talento creativo que existe, estoy seguro que se pueden crear obras que trasciendan en el tiempo para toda la ciudad y no solo para quienes somos fervorosos militantes del “gotán”, concluye con un tono esperanzador Abel Gallardo.

