Artistas bajan el telón del ex Hotel Royal con un remate de obras

  • A días del remate del edificio, también finaliza el espacio cultural que albergó diversas acciones artísticas durante siete años. Se inicia, así, una nueva etapa en la vida del que fuera el hotel más elegante del país a inicios del siglo XX.

Una de las últimas actividades en el espacio cultural del ex Hotel Royal se desarrollará este viernes 25 y sábado 26 de agosto, pocos días antes del cierre definitivo y posterior subasta del inmueble ubicado en plena calle Esmeralda, el cual fue, en sus inicios, el hotel más glamoroso y lujoso de Chile. Se trata de la venta de obras de seis artistas visuales que, de alguna forma, han tomado el concepto de la próxima liquidación del edificio, resignificando por última vez el espacio.

Durante los dos últimos días de apertura al público porteño, se exhibirán obras de Teresa Núñez Valdivieso, Andrés Herrera Pagliettini, Sebastián Rojas Jiménez, Andrés Manríquez, Prem Sarjo y Nemesio Orellana, en un evento de cierre que se extenderá hasta el sábado 26 de agosto.

De esta forma, se cierra un nuevo capítulo en la historia del “magnífico edificio cabezal, que había sido proyectado por el arquitecto Esteban Orlando Harrington sobre los cimientos del gran edificio que había albergado el Hotel de France”, como relata Samuel León en su libro Los Antiguos Hoteles del Puerto de Valparaíso (2008).

Desde su construcción en 1897, además de haber sido un hotel con atributos de elegancia y reconocimiento internacional, el edificio ha vivido múltiples etapas, incluyendo su uso como espacio comercial. Más recientemente, parecía haberse consolidado como centro cultural, con una sala de cine, espacios para tocatas y talleres para artistas.

“El espacio patrimonial albergó a más de 300 artistas residentes, recibió a más de 2.000 artistas en escena, fue testigo de más de 200 espectáculos y acogió a más de 30.000 personas en conciertos, obras de teatro y exposiciones de arte realizadas en el salón”, señalan desde la administración del espacio. Un proyecto que tuvo una duración de siete años y que cerrará el 30 de agosto.

La inmobiliaria a cargo lo publicita como una “propiedad ubicada en calle Esmeralda N°1028 al 1031, en la ciudad de Valparaíso, correspondiente a un edificio histórico-artístico construido entre los años 1897 y 1898”. ¿Cuál será el destino del glamoroso edificio?

Artistas reflexionan

Distintas experiencias y relatos construyen la mirada de los artistas respecto del valor patrimonial del espacio. Algunos desde la restauración, otros desde el habitar o la ocupación del inmueble; también desde la vivencia de un Valparaíso profundo.

Teresa Núñez Valdivieso, una de las precursoras de la muestra, es artista visual y restauradora de arte barroco sacro, y posee una visión crítica sobre los procesos de conservación patrimonial actuales. “He recorrido muchas partes, primero por mi carrera primaria, que es la restauración. El barroco colonial, por ejemplo, en México y Cuba, alcanza otro nivel en cuanto a cómo se cuida, se restaura y se mantiene la identidad. En Chile he visto restauraciones que no se realizan como corresponde: pinturas plastificadas con barnices que no se deberían usar. Siempre el restaurador debe mantener la antigüedad. Si una obra tiene un hoyo, se mantiene. He restaurado obras de Juan Francisco González, de Pedro Lira y otros chilenos. Los hoyitos, las grietas… eso hay que dejarlo. Lo mismo con los edificios. Este edificio está deteriorado, sí, pero también hay un tema cultural. No todo es responsabilidad del Estado. Ves Valparaíso todo rayado… deberían dejar los edificios tranquilos. Tengo una visión crítica de eso. Mi trabajo es sobre el paisaje, sobre la ciudad, la reducción, todo lo que se está cayendo. Eso rescato en mi última exposición. Este espacio me atrajo también por su historia. Por ejemplo esa pared de adobe a la vista en el comedor, que me recordó una casa antigua donde viví, donde incluso crecía pasto en la pared. Todo eso me trae a la mente que la naturaleza siempre está luchando por salir, por mantenerse. Y lo mismo pasa con el patrimonio. Este era un centro cultural con muchas bandas, unos pocos visuales. Hace un mes nos dijeron que había que dejarlo. Es doloroso, más para la gente que es de acá, porque este es un lugar icónico, representativo de la bohemia nocturna. Ahora no sé qué pasará”.

Por su parte, el pintor Andrés Manríquez, cuya obra gira en torno al Puerto, estudió arte en Berlín, y el tema patrimonial también cruza su trayectoria. “Los artistas debemos cuidar el patrimonio y los diferentes recursos para hacer memoria. Para mí eso es fundamental. Esta es una ciudad maravillosa cuya memoria debe ser reivindicada. Valparaíso es su paisaje, su geografía imaginable. Trabajo el paisaje con el color, desde mis distintas estadías. Viví en el Cerro Cordillera, en la Plaza Echaurren, y así he ido de cerro en cerro. Para mí son vivencias distintas, con personas que las encarnan. Siempre te queda eso en la memoria. Y desde cualquier cerro, siempre ves el mar: un cachito, un brillo, una luz maravillosa. A pesar de haber vivido tantos años fuera, no olvido. Quiero trabajar en eso acá. Esa es mi apuesta”, explica.

En tanto, Marcelo Palma, organizador de la exhibición y remate, observa este proceso desde su experiencia: desde los años 90 ha buscado locaciones en Santiago para mostrar arte. Desde esa mirada, comenta que el remate de obras a pocos días del cierre del espacio “surgió de forma espontánea, a partir de la inquietud y la metáfora del remate, del tema especulativo. Mi proyecto se llama Plan Q, y funciona encontrando locaciones determinadas en el camino. También tiene que ver con esta contingencia y las dificultades para el desarrollo de las artes visuales. Se generan estas oportunidades que son como un pop-up, algo instantáneo, breve, espontáneo… y hay que aprovecharlas de una u otra forma”.

Hotel Royal

El Hotel Royal es un edificio de estilo neoclásico, ubicado en el plan de Valparaíso. Está declarado como Inmueble de Conservación Histórica por la Municipalidad de Valparaíso y se encuentra inserto en la Zona Típica del Pasaje Ross.

Fue construido entre los años 1895 y 1897 sobre los cimientos del Hotel de France, destruido en el incendio de calle Esmeralda en 1894. En 1904, fue ampliado por el arquitecto Harrington, y entre las décadas de 1930 y 1940 fue subdividido e intervenido.

De estilo historicista, el edificio consta de un volumen continuo de cuatro pisos, con un carácter urbano estrecho y sinuoso, ubicado entre las calles Esmeralda, Almirante Martínez y Blanco. Presenta una mansarda con cubiertas a la vista, ventanas en forma de ojo de buey y ornamentación con esculturas.