En pleno centro de Viña del Mar, a pasos de la Quinta Vergara, funciona un espacio donde los libros circulan, las familias se reúnen y la lectura se transforma en un acto comunitario: Bibliomeraki, una biblioteca infantil y juvenil que abrió sus puertas en noviembre de 2024 y que en menos de un año ya suma más de treinta actividades abiertas a la comunidad.

Marcela Salinas es directora de la biblioteca Meraki, también conocida como Bibliomeraki. Periodista de profesión, se sumó a un trabajo con la Fundación Meraki, que posee una escuela en Calle Errázuriz 581, con la idea de impulsar un proyecto cultural. El encuentro con su excompañera de universidad, la también periodista y profesora Mónica Rojas —directora de la Fundación Meraki, que este año cumplió una década— fue el punto de partida.
La fundación ya contaba con una casona arrendada para la escuela, y allí surgió la idea de aprovechar el espacio para levantar una biblioteca comunitaria. No fue sencillo. Al inicio pensaron en postular a fondos culturales, pero pronto comprendieron que el camino debía partir por lo esencial: los libros. “Decidimos hacer una especie de vaca de libros, un llamado abierto a amigos, conocidos y familias para que donaran los textos que no usaban”, recuerda Salinas. El resultado superó las expectativas: llegaron cientos de ejemplares, desde clásicos del plan lector hasta joyas editoriales, muchos de ellos álbumes ilustrados.
Con creatividad, redes de apoyo y mucho trabajo voluntario, la casona se transformó en biblioteca. Hubo quienes donaron muebles, lámparas y hasta un mural pintado. Así nació el espacio de lectura, que ya es punto de encuentro para la comunidad.
La biblioteca abre sus puertas los viernes de 15:00 a 18:00 horas, ofreciendo un lugar para leer en sala y, próximamente, también planean contar con préstamo de libros. Además, ha impulsado actividades como cuenta cuentos, lanzamientos, un trueque literario y hasta un “picnic de libros” en la Quinta Vergara, donde familias y niños leen sobre mantas mientras disfrutan del parque.
Ahora bien, ¿por qué estas mujeres visualizaron una biblioteca? De acuerdo con Marcela Salinas, se trata de algo de fondo, como democratizar el acceso a la lectura. “No somos una biblioteca donde el libro es intocable”, enfatiza Salinas. “Aquí los niños pueden hojear, doblar una página o incluso morder un libro. Creemos que los libros tienen vida, y vale la pena si han sido bien usados y disfrutados”.
Hoy, Bibliomeraki busca ampliar su alcance a través de alianzas con universidades, colegios, librerías independientes y la Municipalidad de Viña del Mar. Entre sus próximos proyectos están la creación de un club de lectura infantil y juvenil, nuevas actividades en espacios públicos y la consolidación de un catálogo que permita el préstamo a domicilio.
En una ciudad con pocas bibliotecas públicas disponibles, Bibliomeraki es una alternativa abierta y cercana. Un sueño que comenzó con dos periodistas y un puñado de libros donados, y que hoy busca un espacio como un ecosistema de lectura que ya es parte del barrio.









